Después del colapso, se abre un tiempo de oportunidades como los que siempre llegan con las grandes convulsiones. La historia avanza, la vida sigue, el desconcierto crece, y seguimos en medio de un ritmo sincopado que alterna los buenos tiempos y las tragedias. En cada ciclo cambian las narraciones, los conceptos y las preferencias, pero la rueda no deja de girar. Así fue con la última crisis que nos devastó, y así será con las venideras.
Pero en esta ocasión las cosas se ven algo diferentes, el ajuste será más complicado y las consecuencias se alargarán en el tiempo, pero al final todo volverá a lo de siempre, las inauguraciones seguirán a los cierres, habrá oportunidades y muchas de ellas serán para los osados que estén dispuestos a cambiar el ritmo e invertir en talento, a usar la innovación como herramienta principal para derrumbar los moldes tradicionales y los malos hábitos que tanto daño le han hecho a nuestra sociedad, la actitud es sobretodo la que debe abrir caminos diferentes. Habrá espacios disponibles para los nuevos emprendedores, sin embargo no existe apertura sin riesgo, más aún en un tiempo que se anuncia marcado por la incertidumbre, en un tiempo donde vivimos alejados de la congruencia pero dominados por el miedo, pero siempre habrá alguien que sea capaz de hacerlo, solo falta que se atrevan ya que vivimos en un mundo repleto de intenciones pero carente de resultados.
Hay una tendencia en algunas personas a hablar más que lo que hacen. Y, en definitiva, lo que hacen esos dioses de la opinión no siempre favorece para cambiar las cosas del mundo que ellos mismos observan y critican. Se enfrascan en debates intensos para tratar de mostrar su amplio conocimiento en algún tema en específico e imponer su punto de vista y perspectiva pero al final no se logra otra cosa mas que emitir una simple opinión porque en esta vida no existen las verdades absolutas, la congruencia es la gran ausente en este tipo de personajes.
Estamos viviendo un momento de transición el cual ofrece nuevas oportunidades que antes eran inexplorables, pero también es tiempo de demostrar que somos capaces de sacarle provecho a las oportunidades que se están generando, analicemos el comportamientos de los mercados y los cambios que han sufrido los diferentes sectores económicos y sociales para identificar las nuevas necesidades que se han creado y atacarlas con nuevas propuestas y estrategias que a la larga se conviertan en oportunidades de negocio. No es fácil hacerlo, porque el miedo a movernos del lugar que conocíamos y que nos daba certidumbre nos paraliza, nos hace dudar, nos hace pensar en escenarios fatalistas que nos impiden avanzar, pero ¿qué es lo peor que podría pasar, que fallemos? Sería peor no intentarlo, como dijo el Maestro Facundo Cabral: la vida es simple, el miedo la complica.
Ante la crisis nuestra realidad se tambalea, nos desestabiliza y nos encamina hacia un cambio inesperado. Pero también constituye una gran oportunidad para crecer y redireccionar nuestras vidas, así que es momento de dejar de vivir de buenas intenciones y demostrar que somos capaces de cambiar la historia de México.
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