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Indignación. Coraje. Rabia. Furia. Impotencia. Tristeza. Colera.


Podría seguir enumerando todos los adjetivos calificativos que sentimos las mujeres mexicanas no solo cuando escuchamos sobre Ingrid y Fatima, sino cuando día a día leemos sobre las desapariciones, las muertes, las violaciones de madres, hijas, hermanas, tías, sobrinas, abuela….

Coraje: coraje que nos quieran callar, debemos gritar fuerte y claro: ni una más.

Rabia: qué otro sentimiento se puede experimentar cuando vemos que desde lo local no se hace mucho, corrijo: no se hace nada, absolutamente nada. Y es que nuestra responsabilidad ante los horribles hechos nacionales tiene que aterrizarse y entenderse tropicalizada, desde lo local: la hidrocálida violentada por el novio, golpeada por el marido, acechada en el transporte público, acosada en la calle, excluida del ámbito laboral, acusada de “facilita” porque se viste como quiere.

Furia: las formas normalizadas de violencia son un grave problema en Aguascalientes. Repacemos cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que tan sólo en 2019 muestran dos horribles situaciones: 1) por cada 100 mil habitantes Aguascalientes ocupa 2do lugar nacional en víctimas mujeres de tráfico de menores, superando en 600% la media nacional. Es decir, aquí nuestras niñas tienen 7 veces más probabilidad de ser traficadas que en el resto del país; 2) Aguascalientes ocupa el 5to lugar nacional en llamadas de emergencia relacionadas con violencia contra mujeres en el hogar; en esta medición, duplicamos el promedio nacional.

Impotencia: porque esa mujer, no tiene a quien recurrir, las autoridades siguen empeñadas en ocurrencias para salir al paso y dar nota, alejándose de formulación de políticas serias que ataquen el problema. Prueba de ello es la última puntada del Ayuntamiento capital: la policía rosa. Un “proyecto” que no tiene ni pies ni cabeza. Me explico: nunca se tomó en cuenta al Instituto de la Mujer municipal, no aparece en los planes de desarrollo, no hay un documento, estrategia, indicador, nada; y mire que se lo puedo asegurar: soy integrante de las comisiones de Igualdad de Género y de Seguridad Pública, y jamás se nos ha informado nada.

Cólera: es lo que experimento cuando siento que esa “policía rosa” es una burla para todas las mujeres, nadie sabe de qué va, es decir, ¿las patrullas serán pintadas de color rosa? Como se atenderá a las mujeres? Qué harán los polícias que no hagan ahora? , sólo habrá mujeres policías, o qué? Para encontrar soluciones a un problema así de grave es necesario discutir con seriedad el diagnóstico y las alternativas, escuchar a voces especializadas y trabajar en conjunto.

Tristeza: Seamos realistas, a la actual administración municipal no le interesan las mujeres. Es irrisorio el presupuesto destinado al Instituto de las mujeres: 0.37% del total de recursos que se gasta. Sí, escuchó usted bien, 0.37%; esto significa, solo tristes 14 millones en asuntos que urgen a las mujeres de Aguascalientes.

Por supuesto, he estado en contra y desde el cabildo seguiré denunciando y oponiéndome a estas políticas falsas. A partir de hoy mi lucha por la creación de, por lo menos una Unidad de atención a víctimas de violencia (uavi) más, pues, en una ciudad-estado como la nuestra, lo que tenemos para atención a víctimas resulta insuficiente. Recursos hay, espacios también. Espero que también haya conciencia social en el cabildo capital, sobre todo porque somos el primer cabildo en la historia en que hay mayoría de mujeres, para hacer algo concreto por nuestras mujeres.

Soy Citlalli Rodríguez, y estoy trabajando por la ciudad que mereces.


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