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El mundo en transformación


Las sociedades cambian y evolucionan en la medida en la que las estructuras de poder se establecen, o se modifican. Cuando las sociedades permanecen por largos periodos bajo las mismas estructuras, cambian poco y mantienen casi intactos los mismos valores que las sustentan. Cuando las estructuras cambian, también lo hacen los valores que justifican a las estructuras. Este cambio puede ser gradual, o repentino; pacífico o violento; puede venir de causas internas, o del exterior; en dependencia de los contextos particulares.

Sin embargo, mantener por largos periodos esas estructuras, si bien puede propiciar la estabilidad, también tiende a fomentar el aumento de las tensiones y las presiones entre los distintos grupos sociales: de entrada, los que tienen contra los que no tienen poder, sea político, económico, jurídico, de representación cultural, o de carácter etno-racial, de género, e –incluso- de participación discursiva en la opinión pública.

Así, al acumularse estas tensiones, se favorece la emergencia de cambios incubados en prolongados intervalos de desigualdad, de inequidad, o de injusticia. Un ejemplo es el sistema capitalista, con sus valores sobre el éxito económico, la competencia mercantil, y el acendrado individualismo. A pesar de ser un sistema que no tiene tanto tiempo en el mundo, apenas unos doscientos años, ha marcado su paso por la humanidad global, depredando personas y recursos, y demostrando que –a la larga- es un sistema insostenible.

Durante al menos un siglo, las personas de diversas partes del mundo se han manifestado en contra de ese sistema. En algunos sitios ha triunfado el anti capitalismo, pero en su lugar se ha dado cabida a sistemas de opresión iguales o peores. En tiempos recientes, a la lucha anticapitalista se han sumado otras luchas: la de género, la ambientalista, la anti colonialista y de representación cultural, por mencionar algunas.

Ahora, que diversas estructuras de dominación capitalista en el mundo hacen una pausa obligada gracias a una enfermedad que afecta a las élites del poder, tenemos la oportunidad histórica de cuestionar a fondo estas estructuras, y de mostrarlas en su completa desnudez, como lo que son: un sistema que no sólo oprime, sino que es depredador del entorno, y que se basa en la injusticia. Este momento es crítico, pero la oportunidad de cambio estructural es imposible de ser ignorada.


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