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EJECUCIONES, CRISTAL Y NARCOMENUDEO… EN AGUASCALIENTES.



Las ejecuciones en Aguascalientes ya no están provocando el nivel de indignación que en otros tiempos ocasionaba cualquier crimen. Seis ejecutados en 24 horas en la tierra de la gente buena es una nota periodística que se desvanece al tercer día como un asunto de seguridad pública y no como un problema de salud pública. Lo cierto es, que entre las personas ejecutadas y la delincuencia organizada, existe un estrecho vínculo que revela la capacidad para cometer un crimen y el entorno donde se desarrolla el negocio del narcomenudeo, lo que hace del consumo/dependencia de drogas un factor criminógeno de primer orden en nuestros días.

Aguascalientes peligrosamente se está convirtiendo en un territorio de distribución y venta de drogas ligado al desarrollo de conductas delictivas que autoridades estatales y municipales se niegan a combatir sea por indiferencia o complicidad. El cristal es una droga de fácil elaboración cuya producción, distribución y venta se ha multiplicado en todo el mundo y no existen metrópolis, ciudades o pequeñas poblaciones que no tengan adictos a esta sustancia psicoactiva, asociada hoy por hoy, a todo tipo de crímenes, violencia, robos, accidentes, suicidios, enfermedades y tragedias.

El uso y abuso del cristal, nada tiene que ver con la planta feliz del opio cultivado en Mesopotamia por los asirios, con el hachís de los hindúes, con los hongos psicodélicos de los cahamanes siberianos, con la hoja de coca del imperio incaico en el Perú , con la Ayahuasca ecuatoriana y brasileña, con las magia que nos legó María Sabina y sus hongos alucinantes en la sierra de Oaxaca, o con los rituales sagrados del peyote que los wirarikas realizan anualmente en el desierto de Wirikuta en San Luis Potosí.

Los nefastos antecedentes del cristal se remontan a la segunda guerra mundial donde no solamente los nazis lo utilizaron, también los ejércitos ingleses, japoneses y norteamericanos lo fabricaron de forma masiva como droga sintética a través de procesos químicos que, a diferencia de la cocaína o la marihuana, no se obtiene de un vegetal sino a partir de cambios moleculares realizados en laboratorios para lograr los resultados psicoactivos deseados con el objetivo de potenciar la atención de los soldados en el campo de batalla y quitarles el hambre, el sueño, el frío, el cansancio y sobre todo el miedo. En pleno Siglo XXI, y paradójicamente en tiempos de paz, el cristal, crico, cristo, hielo, foco o meth, se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos y peligrosos, cuyos efectos en la salud son tan devastadores que sólo uno de cada cuatro consumidores logra rehabilitarse. Quienes consumen cristal, se transforman en los invencibles superhéroes, en los eternos vencedores de la fatiga, en los campeones olímpicos del dolor y en los centinelas de las noches de insomnio en que se beben la vida en sorbos de infierno para contener rodos los miedos emboscados que más temprano que tarde los conducirán irremediablemente a la locura e inevitablemente a la muerte.

Los traficantes de cristal recorren nuestras calles, colonias, centros comerciales, escuelas, tianguis, bares, fábricas para vender la cocaína de los pobres, sin que a nadie le importe si esa droga es la más toxica, adictiva y peligrosa que jamás se haya fabricado en el mundo. No existen registros oficiales del cristal que se consume en México y la magnitud del problema es tal que nadie quiere revelar las estadísticas de la cantidad de cristal que se produce, distribuye y vende en nuestra ciudad, donde lo único visible son los anexos para drogadictos que se multiplican por doquier, lugares tristes y sombríos que guardan historias de sufrimientos indecibles, de familias destrozadas que luchan por rehabilitar a sus queridos hijos, flagelados por el hambre, el dolor y la miseria.

Es momento de debatir el tema de la legalización de algunas drogas como la mariguana pues su prohibición ha hecho más atractivo y fructífero ese negocio que a todas luces ha fomentado la criminalidad y la corrupción a todos los niveles.

Nuestro país, ha sufrido y sigue padeciendo las consecuencias terribles de la guerra contra el narco dejándonos solamente la paz de los sepulcros. Poner fin a esta guerra inútil que nos han impuesto los países consumidores , obliga a México a tratar el problema de la droga como un asunto primordial de naturaleza ética y de carácter político, que sólo puede definirse en un gran acuerdo con nuestro vecino del norte y entre países consumidores y países productores.

Y si el Partido Acción Nacional sigue vociferando que los problemas nacionales cada día están peor en los gobiernos de MORENA, seguramente es porque les hemos robado las ganas de trabajar.

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