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Batalla por la Nación, A Criterio de Verónica Rivera

“Si me confían la Presidencia, yo traeré lo mejor de nosotros, seré un aliado de la luz; porque juntos superaremos este momento de oscuridad para Estados Unidos.” Estas fueron las palabras con las que Joe Biden hace un llamado al pueblo norteamericano, para unirse y recuperar su país de lo que muchas personas han calificado como un periodo de temor, injusticias y poca capacidad para la administración pública.

Desde el 17 y hasta el 20 de agosto, se llevó a cabo la Convención Nacional Demócrata, evento en el que los delegados del Partido Demócrata de los Estados Unidos eligen de manera interna a los candidatos para presidente y vicepresidente que habrán de participar en la contienda electoral, y que en esta ocasión tienen como rival al actual mandatario Donald Trump.

El plan “Batalla por la Nación” de Biden, incluye una serie de propuestas que abarcan los temas más importantes de la agenda pública, pero que se resume en tres pilares fundamentales: el primero, reconstruir la columna vertebral del país, es decir la clase media; el segundo, asegurar que la democracia incluya a todos los sectores de la población y finalmente; el tercero, demostrar liderazgo respetando el escenario mundial, pues Biden confía en que las políticas internas están directamente relacionadas con la política exterior.

De esta manera, el ex vicepresidente ha puesto sobre la mesa la restauración del acuerdo básico para los trabajadores, invirtiendo en la competitividad interna con igualdad de condiciones. Así mismo, propone la modificación del sistema de justicia penal y le apuesta a la reducción del número de personas encarceladas a través de la prevención social del delito incluso, habla sobre la reestructuración del sistema educativo para que el acceso a la buena educación no esté limitado a las clases sociales o al color de piel.

Las propuestas han llamado la atención de los expertos, sobre todo aquellas que tienen que ver con la política exterior, pues Biden asegura que habrá de colocar a los Estados Unidos de América de nuevo en la cabecera de las relaciones internacionales. Pues por un lado pretende realizar la Cumbre por la Democracia mundial, en donde se quiere impulsar la lucha contra la corrupción, la defensa contra el autoritarismo y la promoción de los derechos humanos; además le apuesta al cuerpo diplomático como la principal herramienta para trabajar por la cooperación con otras naciones, de manera que ha propuesto, incluso, poner fin a las guerras históricas en Oriente Medio. Sin duda, otro factor que ha cautivado los reflectores, es la materia migratoria, pues tiene en mente dar marcha atrás con las políticas de Trump sobre la separación de familias en la frontera sur, reactivar el programa Daca e incluso quiere restituir la frase: nación de inmigrantes”.

El 3 de noviembre está a la vuelta de la esquina, y la contienda por la presidencia de una de las naciones más poderosas del mundo, está iniciando la recta final. Los números en las encuestas favorecieron en cierta medida al candidato demócrata tras la Convención Nacional de su partido, sin embargo y desde la óptica de varios analistas, Joe Biden aún no logra cautivar al total del electorado estadounidense. Las mismas encuestas le van restando popularidad al actual mandatario, pero la última decisión reside únicamente en el pueblo.

Dice la famosa frase: “quien no conoce su historia, está condenado a repetirla” y debemos estar atentos a este desenlace, pues dirigir la Casa Blanca representa el rumbo de las reglas del juego en el contexto regional e internacional. La balanza está completamente polarizada y la decisión, en la cuerda floja entre la cooperación o seguir construyendo muros.



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