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A Criterio de María de los Angeles "China" Aguilera

Desde que empezó la pandemia del coronavirus hemos estado escuchando infinidad de comentarios de los efectos que generarán en los seres humanos como consecuencia del COVID, pero hace unas semanas una persona me comentó que las consecuencias que iba a tener en los niños esta pandemia eran inimaginables.

A raíz de eso, no he podido dejar de pensar en ello y platiqué con un amigo psicólogo y una amiga educadora para ver sus opiniones al respecto, quienes compartieron conmigo su preocupación y experiencia, aumentando más la mía.

Les explicaba a ambos que sabía que por no ir a la escuela los niños se habían vuelto blanco fácil de sus agresores, en caso de que fuesen víctimas de algún abuso infantil, de cualquier tipo, porque tenían más contacto con sus victimarios ya que la experiencia nos ha dicho, que los niños en uno de los lugares en que más sufren abusos es en casa o en familia, lo cual ya era preocupante.

También les expuse que estaba cierta en que nuestros niños, por la pandemia del coronavirus, estaban creciendo sin tener relaciones interpersonales con niños de sus edad y que eso tenía serias implicaciones, porque sin ir a la escuela y a sus actividades extra escolares ya sean culturales, deportivas o sociales, no ampliaban sus conocimiento en una etapa tan importante de su vida y además tampoco reforzaban valores como la amistad, el compañerismo, la empatía, el respeto, la honestidad, el valor de compartir, el de ser solidarios y en fin, muchísimos más que se refuerzan y crecen al interactuar con sus pares, lo cual tendría un posible retraso en su desarrollo y un impacto en la forma de relacionarse de acuerdo a su edad, recordemos que los niños llevan encerrados o con extremos cuidados, desde el mes de marzo de este año.

Pero una vez que les expuse lo anterior, ambos profesionistas me dijeron cosas aún más graves que han visto en el entorno donde se desarrollan como tales, que hace que esto que les comento sea más complejo.

Me dijeron:

1. Al principio de la pandemia muchos niños no entendían lo que estaba pasando y no se les daba información clara al respecto, ellos no veían al virus tan malo por ninguna parte, y si veían que los encerraban en sus casas sin poder salir, sin poder ir a la escuela y ver a sus amigos, pero gracias a la gran capacidad de adaptación de nuestros niños, lograron poco a poco adaptarse e incluso empezaron a tomarle gusto a las clases a distancia.

2. Durante el tiempo de la pandemia los niños han variado significativamente sus ciclos sueño – vigilia, sus horarios de comida, de bañarse, que parece algo no tan significativo pero que para los niños es realmente importante en su desarrollo, porque si no tienen esos ciclos bien marcados tendrán consecuencias en su conducta, por lo que ambos profesionistas recomendaron que los padres deben, a la brevedad, de poner orden en dichos ciclos y cuidar que poco a poco sus hijos vuelvan a tener hábitos como el de dormir y comer a sus horas.

3. Los niños están siendo muy poco productivos y están sufriendo un abandono de sus padres que están con ellos sin estar, o definitivamente no están.

En efecto, la pandemia trajo la modalidad de trabajo en casa con mayor fuerza a lo que estábamos acostumbrados, y ello hace que aunque estemos los padres en casa, no pongamos atención en lo que hacen los hijos, por que decimos “estamos trabajando” o simplemente porque estamos en casa en otras laborales “más importantes” y no checamos lo que están haciendo, así nuestros niños y adolescentes dicen estar en clases virtuales o están haciendo las tareas que el maestro les envío por WhatsApp o les indico vía telefónica y en muchas ocasiones no es así, están viendo series, caricaturas o programas que a su edad no deben ver, teniendo casos graves de chicos que desde los cuatro o cinco años de edad, están viendo pornografía en dispositivos celulares con el daño que ello implica o jóvenes haciendo sexting o lo que es lo mismo, exponiéndose desnudos en videos o fotografías que comparten con quienes creen sus amigos y que éstos comparten a redes sociales, lo que les causa también un grave daño psicológico y social y trae enormes consecuencias para ellos, recordemos que el ocio no trae nada bueno y la falta de acompañamiento y supervisión menos.

Los padres pues hemos estado durante la pandemia y el encierro que trajo ésta como consecuencia, presentes sin estarlo, y estamos pretendiendo dar amor y atención a nuestros hijos mediante celulares, tabletas, televisiones o computadoras, pensando que dichos aparatos suplirán el cariño y atención que les debemos tener, sin pensar en el grave daño que les estamos causando, claro hay sus excepciones, pero la idea de esta participación es hacernos ver lo que está sucediendo con más frecuencia con nuestros hijos.

4. El tiempo ha pasado y la pandemia no termina, nuestros gobiernos no dan pie con bola en la atención a la misma y ello también ha traído como consecuencia, que la población ante señales contradictorias de los gobiernos federales y estatales, se haya sentido menos temerosa y sea irreverente ante el coronavirus, relajando muchas familias las reglas de cuidado y permitiendo que sus hijos salgan a la calle, lo que ha traído entre los menores cuyos padres no dejan salir aún enojo, coraje y frustración, al ver que ellos están encerrados, lo que provoca igualmente problemas de conducta especialmente hacia sus padres que ven como “malos” y hacia mucha gente que sale y no usa cubrebocas y provoca que ellos no puedan salir, si, así lo ven nuestros niños.

Lo anterior, trae aparejado un problema familiar más, que es el sentimiento de culpa y frustración de muchos padres, que de igual forma tiene que ser atendido.

Tenemos que tener claro que en este tema como en muchos otros visualizaremos las consecuencias de la pandemia con el tiempo, pero por lo pronto no hay que renunciar a la chamba que tenemos como padres, tenemos que asumir la responsabilidad del cuidado y atención hacia nuestros hijos ya que, aunque no salen de casa, al parecer en ocasiones es en la misma donde están más desprotegidos.

No esperemos que nuestros gobiernos hagan mucho, aunque sería deseable que ahora con este comienzo de clases instauren políticas públicas que nos ayuden a atender el impacto del encierro en nuestros niños y adolescentes y a que este sea menor, si cree que Usted o sus hijos están padeciendo alguno de los problemas que he señalado no dude en pedir ayuda, acérquese a los maestros, a los psicólogos que hay en las dependencias públicas o que conozca, apóyese en familiares y amigos, pero atienda esos problemas, no deje crecer los mismos, pero esta como siempre es mi opinión, la mejor opinión, la tiene Usted.


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